Historia del País Leonés desde 1230 hasta la actualidad

Virus Attack

LOS INTENTOS DE SECESIÓN LEONESA

A instancias de Berenguela, Fernando, que se hallaba en Andalucía, abandona sus operaciones y entra por Toro en el País Leonés, tras una entrevista de Teresa, las infantas y Berenguela en Valencia de Don Juan, se corona rey de León en Benavente. El Maestre de Santiago no presenta batalla, siendo excomulgado por el Papa, pero perdonado después al ver que el clero de León acepta a Fernando. Sin embargo Zamora, Ciudad Rodrigo y Salamanca se rebelan teniendo además Fernando III que vencer la resistencia de los nobles leoneses que le atacaron tanto desde Galicia como desde Asturias. 

FERNANDO III El Santo, prepara la conquista de Andalucia (Huelva, Jaén, Córdoba, Sevilla, Cádiz), que ofrece como botin a los grandes señores leoneses, a cambio de su fidelidad. Es el origen de los latifundios andaluces. El maestre de Santiago para el sol en Tentudia (detén tu día) para conquistar en nombre del reino de León los últimos territorios extremeños. Muchos leoneses del pueblo bajan a repoblar las tierras andaluzas. En pago al partidismo del clero de la ciudad, se construye la Catedral de León. Por lo mismo, Salamanca ve confirmada su Universidad. En 1250 Fernando III reune por primera vez cortes castellanas en la "castellana" ciudad de Sevilla. El reino de Castilla no tuvo, pues, cortes hasta más de sesenta años despues de que León reunió las primeras suyas. Durante mucho tiempo las cortes de León y las de Castilla actuaron por separado. 

En tiempos de ALFONSO X el Sabio el predominio de lo castellano hace que algunos leoneses emprendan de nuevo la rebelión. Se les trata como a herejes. Este rey redacta las leyes godas para el reino de León y para Toledo, pero no para Castilla. Ha favorecido la lengua castellana y la gallega, así como la economía de Castilla. Desde 1273, la lana se comercializa exclusivamente en Burgos y se transporta hacia Europa por marinos vascos. 

Los concejos leoneses empiezan a perder privilegios y a despoblarse, otorgándose en el País Leonés más dominios feudales a nobles y a eclesiásticos, donde antes había concejos de hombres libres. En 1274 se celebran Cortes en Zamora. estableciéndose los representantes de las ciudades (9 por Castilla, 8 por León y, 6 por Extremadura, de los que 3 castellanos y 4 leoneses irían siempre con el rey , y otros 3 leoneses conocerían los fueros para juzgar a los no castellanos, los de la corona leonesa y de Toledo y Andalucía). Sigue gozando Castilla de sus jueces, mientras León pierde sus notarios. 
Antes de la muerte del rey, que había intentado coronarse emperador del Sacro Imperio (Alemán) sobreviene un pleito sucesorio. Estallan nuevas rebeliones en Zamora, Toro y, Sahagún, que don Juan, hermano del rey, sofoca por su método infalible: secuestrar y amenazar de muerte a los hijos de los rebeldes, en este caso de TERESA GÓMEZ, mujer alcaide de Zamora, que cede. (Años más tarde, en Tarifa, GUZMÁN EL BUENO. también oriundo del País Leonés, no cedió.) El príncipe terminara triunfando sobre su padre, teniendo Alfonso que pedir ayuda a Marruecos, venciendo a los leoneses sublevados y refugiándose como otras veces éstos en Zamora, donde el príncipe Sancho establece una corte, separada de la de su padre. 

SANCHO IV reúne una vez más todo el territorio de la llamada "corona de Castilla" a la muerte de su padre, aunque los leoneses recuperan algunos de sus privilegios (Códice de Zamora). A esta ciudad la favorece Sancho grandemente fundando la iglesia de LA HINIESTA y residiendo muy frecuentemente en ella. A su muerte, ejerce la regencia la viuda, MARíA DE MOLINA. estallando nuevas discrepancias entre leoneses y castellanos. 
El príncipe Don Juan se mueve ahora a favor de León, fortificándose en Valencia de Don Juan, apoyado por los portugueses, gallegos y aragoneses, mientras los nobles Haro y Lara fomentan también la rebelión separatista de Castilla. Por los ENLACES DE ALCAÑICES, en 1297, María de Molina logra el apoyo a su causa de leoneses y portugueses. Sin embargo llegó a ser coronado rey de León, Galicia y Sevilla, en León, Don Juan, por la unión de los concejos de Benavente, Zamora y Villalpando. 

A pesar de esa coronación no encontraremos en la galería de reyes leoneses al infante Don Juan. 


INTENTOS DE SECESIÓN LEONESA II 

Bajo FERNANDO IV, en 1301, se reúnen cortes en Zamora. quedando sin deliberación en el concejo los nobles, prelados. Es el paso definitivo hacia las ciudades-estado-bajomedievales, de corte burgués. Esto no supone otra cosa que LA SUSTITUCIÓN DE LOS REINOS POR EL GOBIERNO PROVINCIAL, O DE LAS GRANDES CIUDADES, y la SEPARACIÓN RADICAL ENTRE LOS CONCEJOS POPULARES, vedados a la nobleza,Y LA JERARQUIA FEUDAL NOBILIARIA, que aumenta sus posesiones en el campo leonés. Por el Concilio de Salamanca, los Templarios quedan libres de acusación en el País Leonés. El Papa revoca esta decisión y tras el Concilio de Toro (1310) las posesiones de éstos pasan también a los grandes señores. Del reinado de Fernando IV destaca asimismo la ejecución de los hermanos CARBAJALES, al parecer injustamente condenados por orden real, a quien EMPLAZARON al juicio divino en el plazo de un mes, muriendo, efectivamente, el rey en ese plazo. 

La minoría de ALFONSO XI, nacido en Salamanca, fue confiada en territorios leoneses a Da. Constanza y D. Juan, instalándose al rey niño en Toro. La separación de territorios y competencias de leoneses y de castellanos es bien clara e inevitable, debida a las constantes revueltas. Juan el Tuerto, hijo de Juan "Rey de León" se revela e intenta tomar la ciudad de León para hacerse coronar rey. Nuevamente hay un intento de secesión leonesa como reconoce la Crónica de Alfonso XI: "sabiendo como Don Juan andaba por cobrar las torres, et que si Don Juan los cobrase, que habria el Rey perdido el Reino de León". 

Se intenta hacer de Toro una ciudad neutral, sin conseguirlo. La muerte de los regentes leoneses originó una vez más desavenencias, acordándose en 1315 que los alcaldes del País Leonés se reunieran cada año en Benavente por noviembre (Hermandad del reino de León y Galicia). En el concilio de Zamora (1315) se derogan los privilegios que otorgara Alfonso IX a los judíos leoneses, estallando nuevas revueltas que terminaron con el ACUERDO DE CORRALES, con nuevas prebendas para la nobleza. 

EL CLIMA DE LIBERTADES Y DE CORPORATIVISMO EN LAS INSTITUCIONES SE HABÍA ROTO, Y SE ESTABA ROMPIENDO EL ESQUEMA REGIONAL. 

Desde 1325, el rey, mayor de edad, tiene consejeros que organizan la matanza de quienes atizan la respuesta leonesa. Don Juan es asesinado en Toro y Osorio de Villalobos en Valderas, causando nuevamente la rebelión de ciudades leonesas, entre ellas, curiosamente, Valladolid, que fue tomada, teniendo el rey que desembarazarse de su consejero Núñez, en Belver (1328). En 1340 se produce la batalla del Salado y poco después, las tropas del concejo de Zamora toman Algeciras. Se ESCRIBE, EN LEONÉS, LA CRÓNICA DE ALFONSO ONCENO, que narra estos hechos. En el sitio de Gibraltar muere el rey de peste, que se extiende por toda la península (1350). 


¿HUBO MÁS TENTATIVAS DE SEPARACIÓN LEONESA? 

Alguna más. PEDRO I se vio envuelto en problemas sentimentales, tanto de su padre como propios (Leonor de Guzmán y María de Padilla, ambas mujeres leonesas). Para liquidar desavenencias con su propia madre y hermanastros, toma Toro, donde se habían refugiado, ensañándose con los vencidos (1356). Su hermano Enrique fue entonces reconocido por algunas ciudades, pero las leonesas, en general, permanecieron fieles a Pedro hasta después de su muerte. Por ello, ENRIQUE II sitia Zamora en 1369, acudiendo los portugueses una vez más en apoyo de los leoneses. Enrique distribuye beneficios entre sus aliados los franceses (Beltrán Dugesclin) entregándoles Villalpando; sin embargo, Zamora no se rinde, repitiendo ALONSO DE TEJEDA la hazaña de Guzmán: tras ver ejecutar a sus tres hijos bajo el castillo de Zamora, termina huyendo a Portugal con las llaves de la ciudad, en 1371. Siguen guerreando algunos caballeros del País Leonés: MEN RODRíGUEZ DE SANABRIA; héroe de la novela del mismo titulo escrita por Gil y Carrasco, FERNANDO DE CASTRO y FERRÁN ALFONSO, hasta el acuerdo de Lisboa de 1372, por el que se crea el ducado de Benavente, comprándose una vez más a los nobles con prebendas. 

En tiempos de JUAN estallan guerras entre la corona y Portugal, guarneciendo el rey Ciudad Rodrigo y Zamora, tras ser asesinado en Lisboa el cardenal zamorano Aunes. Juan es vencido en Aljubarrota, entrando tropas inglesas por Alcañices (estamos en el juego de alianzas de la guerra de los Cien Años) sitiando el Duque de Láncaster Benavente y, no pudiéndola tomar, pasando a Valderas. Sus habitantes prefirieron incendiarla antes que entregarse (1387). 

Alfonso Enríquez, conde de Noreña, con el apoyo de su hermano Fabrique, duque de Benavente se rebelan contra el rey agitando las tierras de Asturias, León, Zamora y Tierra de Campos, intentando coronarse como monarca leonés (era hijo bastardo de Enrique II), siendo sus tropas vencidas en tierras de Babia y Laciana por las tropas comandadas por el caballero Arias de Omaña. 

Refugiado en Gijón, consigue pactar con Juan I un tratado por el que hereda, entre otros señorios, Valencia de Don Juan con el título de conde al tiempo que revierten a la corona el grueso de sus tierras asturianas. Nace el Principado de Asturias (1388) ; un intento del rey de desgajar estas tierras del reino de León y evitar nuevos intentos de secesión, recayendo el título en su hijo Enrique. 

De la minoría de ENRIQUE III se encargaron un regente por León (FERRÁN DE ASPARIEGOS) y otro por Castilla, además de los representantes de cada ciudad. Durante su reinado su tio Alfonso de Noreña retoma sus pretensiones a la corona leonesa y se rebela obligando a Enrique a encaminarse a León donde jura que confiscará las tierras de los sublevados. Poco despues tiene lugar el cerco de Gijón (1394), villa de Don Alfonso obligando a este a huir a Bayona. Poco despues su hermano Fabrique es vencido en Roa (1397) entregandose el Condado de benavente a los Pimentel. La separación de Asturias del reino de León se hace definitivamente efectiva creandose el adelantamiento de Asturias. CASI TODAS ESTAS GUERRAS, ENTRE 1273 Y 1397 FUERON UN INTENTO DE SECESIÓN LEONESA, mezcladas con diversas implicaciones internacionales, sentimentales, de poder, etc. 


SIGLO XV 

El heredero de Enrique nació en Toro, y al año siguiente le sucedió en el trono (1406). Como regente Único estuvo FERNANDO DE ANTEQUERA. que después sería elegido rey de Aragón. En esta época, las ciudades piden que las cortes de León se reúnan Juntamente con las de Castilla, pero no lo hacen por intento de uníón efectiva, sino PARA VIGILAR MUTUAMENTE EL ASCENSO DE LAS OTRAS, POR RECELOS, envidias y odios: en algún caso, sus representantes llegaron a golpes delante del rey. Cada una quería mayores privilegios y prebendas. JUAN II tuvo como privado o consejero a ÁLVARO DE LUNA, y, otra vez se reprodujeron los bandos entre los infantes JUAN Y ENRIQUE. Nada se consiguió en cuanto a pacificación en las cortes de Toro de 1426, teniéndose que trasladar a Zamora por la peste. En Zamora y Fuentesaúco, una revuelta, esta vez de origen religioso (los FRATRICELLI, con ALONSO DE MELLA a la cabeza) complica hasta tal punto la situación que Pedro de Aragón llega a apoderarse del Castillo de Alba, junto a Carbajales. La Corte de Juan II, influida por estos infantes aragoneses y una pléyade de escritores, residió en el palacio del marques de Alcañices, en Toro, asiduamente. 

En esta época comienzan a verse claramente las lnfluencias culturales italianas. Reinando ENRIQUE IV, se sublevan una vez mas varias ciudades, esta vez por causa de los corregidores, siendo vencido por el rey el principal instigador, el DUQUE DE ALBA, también descendiente de la casa real leonesa. Por este y otros motivos se reduce el número de ciudades con voto en cortes: se tiende a aumentar el poder real y tanto nobles como pueblo se rebelan, es el prerrenacimiento. La burguesía no alcanza el poder que tuviera años atrás, mientras los bandos nobiliarilos dictan el signo del desgobierno, por ejemplo en la batalla de Valdelagallina, en 1472, donde los partidismos mezclan reinos, ciudades y familias. 

Al fallecer el rey los leoneses se dividen entre la hija de la hermana de éste (Juana la Beltraneja), casada con el rey de Portugal, e Isabel "la Católica", casada con el de Aragón. Toro y Zamora se decantan por Juana, negándose Isabel a que estas ciudades pasen a Portugal. Tras la batalla de Peleagonzalo, se toma Toro y se firma la paz. Destacan en estos hechos las mujeres leonesas: MARíA SARMIENTO, la DAMA DE ARINTERO. ANTONIA GARCíA, por uno y otro bando, y lo encarnizado de la lucha (1476). Los señores van siendo reducidos por la Corona, como el Conde de Lemos, que se proclama Señor de Galicia, pero es vencido por las tropas de las ciudades leonesas (1470). 

No existía apenas en aquella época noción de territorio, sino ligado a la posesión feudal o al dominio urbano. Cada vez existía menor ambiente de libertades. Contra lo que algunos opinan. LA EDAD MEDIA FUE MÁS DEMOCRÁTICA QUE EL RENACIMIENTO. 


EDAD MODERNA 

Nos parece anacrónico pretender que entonces hubiera nacionalismos o regionalismos semejantes a los actuales. La feudalización y el auge de las ciudades burguesas hacía que los ejércitos no tuvieran conciencia de nación, sino de vinculación a una ciudad o a un señor. Esto se demuestra fácilmente cuando Isabel y Fernando homenajean a la bandera del concejo de Zamora, no a la del reino de León ni a la de Castilla, ni a la cuartelada, que hubiera sido homenajearse a sí mismos, por la batalla de Peleagonzalo. 

Se asiste, pues, al nacimiento de una llamada nacionalidad, que en principio no es tal, sino meros territorios desiguales, dominados por un solo señor cada vez más autoritario, y absoluto. Es la unión de las coronas llamadas de Castilla y de Aragón. 

ISABEL I La Católica, casada con FERNANDO de Aragón domina los levantamientos nobiliarios apoyándose en los comunes de las ciudades (concejos) favoreciendo entre los leoneses a Toro, Zamora y Salamanca. De las primeras imprentas españolas, una se instaló en Salamanca y otra en Zamora, donde sobresalió el primer impresor notable: ANTÓN DE CENTENERA. Toresanos influyentes fueron DIEGO DE DEZA, Arzobispo de Sevilla, Inquisidor General, confesor de los reyes, catedrático de Salamanca, maestro del heredero, Juan. que murió en Salamanca; este fraile fue el que, según algunos, convenció a la reina para preparar el viaje del descubrimiento de Colón, y de Toro salió el vino que llevaron en el primer viaje a América; el primer presidente del Consejo de Indias fue el también toresano ALONSO DE FONSECA. 

La conjuración del converso GABRIEL DE ZAMORA fue el pretexto para la expulsión de los judíos (1492), saliendo del País Leonés cerca de 100.000, con lo que la artesanía y los negocios de nuestras ciudades comenzaron una decadencia definitiva. 

En 1504 muere Isabel y la heredera es JUANA, apodada la Loca. Al año siguiente se reúnen cortes en Toro, promulgándose las famosas LEYES DE TORO, leyéndose el testamento de la reina que incluye las Ordenanzas de Indias. Fernando de Aragón ejerce de regente hasta la llegada desde Bélgica de Juana y su esposo Felipe, hijo del Emperador alemán. En Salamanca habían acordado compartir los tres la regencia de los reinos de León y de Castilla, etc., pero tras el encuentro de Asturianos, Fernando renuncia a la corona castellana, etc. (Tratado de Villafáfila) y se retira a Aragón, a pesar de que el pueblo leonés le demuestra su afecto. Las ciudades continúan enfrentándose por la supremacía, e incluso dentro de cada una surgen bandos nobiliarios y burgueses, por el poder en ellas. Este proceder es común en la Italia de la época, por ejemplo. Tras la repentina muerte de Felipe el Hermoso, el obispo de Zamora, ACUÑA, se fortifica, apoyado por el CONDE DE BENAVENTE, pero terminan aceptando como regente, de nuevo, a Fernando el Católico. Al morir este rey, Zamora se niega a acatar las órdenes de Cisneros, Cardenal regente, pero termina cediendo. 


¿QUÉ FUERON LAS COMUNIDADES? 

Llegado CARLOS I, (desembarcó en Villaviciosa procedente de Flandes) fue recibido en Villalpando por las ciudades de León, a las que negó las reclamaciones que presentaron días más tarde, en Benavente, donde solían reunirse. Las cortes de La Coruña (1517) concedieron al nuevo rey apoyo para su coronación como emperador de Alemania, y allá partió, dejando como nuevo regente a ADRIANO DE UTRECHT, en Benavente, con su conde. Tras las cortes de Valladolid vuelve a León y es coronado como monarca de este reino el 4 de junio de 1518. 

Entonces, algunas ciudades con voto en cortes, de los reinos de Castilla y de León (también de Extremadura) llegando la inquietud a Murcia y Andalucía, se sublevan. 

En Zamora, el obispo Acuña intenta el levantamiento que no apoya el ALCALDE RONQUILLO y tiene que huir a Toro, quedando muchas ciudades divididas entre Imperiales y Comuneros. Se trata, pues, de una contienda civil, desde la cordillera cantábrica hasta el Mediterráneo, con el telón de fondo de las prerrogativas de los nobles y los burgueses, extranjeros u oriundos. Salamanca se rebela con los MALDONADO al frente. Todos se dedican a la rapiña: los nobles toman Tordesillas y queman Medina del Campo (son de este bando los condes de Benavente y Alba de Aliste y el duque de Alba, con Adriano al frente). Los burgueses saquean Palencia. Hay batallas y alborotos en Toledo, Murcia, Cáceres, Cádiz... pero la revuelta es sofocada en Villalar. Sólo Acuña se hace fuerte en Fermoselle y luego en Toledo, con la viuda de Padilla, siendo al fin encerrado y ejecutado en Simancas por el, también de Zamora, alcalde Ronquillo, su enemigo personal. 

Por tanto, las llamadas Comunidades de Castilla no fueron otra cosa que una lucha civil entre los bandos nobiliarios y burgueses de las ciudades, desde Murcia a León y desde Vizcaya a Sevilla (no sólo castellanas) y, no tuvieron otra consecuencia que la pérdida de prerrogativas de las ciudades ante el poder real. Nada que ver tuvieron, pues, con el pretendido regionalismo de castellanos y leoneses. 

El Emperador vino de nuevo en 1521 al País Leonés, siendo recibido por la nobleza en Zamora. En sus ausencias, deja como Gobernador del reino de León al Conde de Benavente, mientras le acompaña el Marqués de Astorga, por Italia y Alemania. 
En 1529, Carlos I envía como prisionero a Zamora al Delfín de Francia. 

En 1551 llega el heredero Felipe a Toro, jurando mantener los privilegios de esa ciudad, pero cuando en 1556 FELIPE II comíenza a reinar se precipita la decadencia del País Leonés. Ahora va a escribirse la historia fuera de nuestro territorio, cerrado a Europa. En 1559, en Valladolid, que pasa a ser centro administrativo de casi todo lo leonés, comienza la quema de luteranos. Durante los reinados de FELIPE III, FELIPE IV y CARLOS II, calificados por F. Olmedo como "plagas coronadas", el País Leonés ve acrecentarse la decadencia, sufriendo incursiones portuguesas por Cerezal, Pino y Fermoselle, dándose la batalla de Fonfría (1656). Es nuestro territorio una zona marginada y marginal: en 1602, Felipe III visitaba Moraleja del Vino para cazar; León fue usado como cárcel de Quevedo y Toro como destierro del Conde Duque de Olivares. La población ha emigrado a América, a las guerras en Europa o a las zonas costeras o a la capital de la península, y los nobles terminarán marchándose también. Será casi siempre fuera del País Leonés donde destaquen nuestros hombres, con una vitalidad inaudita para un país casi completamente anulado. 

De un modo semejante a lo que ocurrió con Fernando III, los leoneses, al ampliarse los territorios de la corona, buscan fuera mejores beneficios, que no siempre lo son. 


SIGLO XVII 

Podemos distinguir dos momentos bien diferentes, El primero, hasta el reinado de Felipe II, es de continuidad de los problemas y avances ya enumerados en otras épocas. El segundo es la profunda decadencia económica y demográfica coincidiendo más o menos con la época barroca. 

En el primer momento se fomentan las comunicaciones con el noroeste peninsular (Galícia, que representaba en cortes Zamora) pero esta zona queda arrinconada por ser Sevilla el principal centro de comunicación con América y Aragón con Europa. También influyeron en este arrinconamiento las guerras con Portugal. El centro económico del norte será Valladolid, sustituyendo incluso a Burgos por la parte de Castilla, que llega a ser capital del imperio fugazmente y administra en lo judicial, postal, económico, etc., tanto a León como al norte de Castilla. 

El País Leonés acusaba una debilidad comercial que ya venía de la baja Edad Media. Algunos nobles mantenían ferias en los territorios de Campos, la frontera entre el País Leonés y Castilla desde antiguo en litigio. Los condes de Benavente las celebraban en Villalón, y los de Alba y Aliste en Rioseco, ambas en la entonces provincia leonesa de Valladolid. Ya Isabel I las quiso anular, siendo liquidadas con Felipe II, quedando sólo la feria real de Medina del Campo. Estas ferias y la multitud de provincias que compartían Campos son uno de los motivos de cohesión y auge económico de tal comarca, convertida en un potente nexo entre León y Castilla, hasta el punto de llegar a tipificar lo "castellano como mito literario que abarcará también lo leonés". 

Desde 1557 se suceden las quiebras económicas, que arruinan a las ciudades, más que el fracaso comunero, propiciando la hegemonía señorial en ellas. La feudalización del País Leonés, en cuanto a dominio económico-político de los nobles, comenzada en 1230 aproximadamente, llega a su apogeo en esta época barroca, pero se prolongará hasta bien entrado el siglo XX. Paralelamente, la Iglesia desembarazada ya de judíos y musulmanes, estimulada por el Concilio de Trento, se lanzará al ataque de los restos célticos y priscilianistas latentes, arrinconados en el oeste leonés, colaborando así con la pérdida de identidad leonesa, borrando vestigios del pasado sin conseguirlo del todo: el pueblo reacciona asimilando su tradición a los nuevos objetos y formas de culto o añade nuevas simbologías (como con SAN ROQUE). La Iglesia de Trento colaboró, acaso sin pretenderlo en la supuesta castellanización del País Leonés, dándose la paradoja de que, bajo el adjetivo "castellano" perviven formas leonesas, opuestas en algún caso a las auténticas de Castilla. Causa del miserable estado de algunas comarcas leonesas serían los abusos jurisdiccionales en ciertas comarcas y de ciertas villas, según Domínguez Ortiz. 

La burguesía estaba totalmente en decadencia por los excesivos impuestos y la mentalidad, favorecedora del feudalismo nobiliario alto-eclesiástico, y el lujo: sedas y oros en los trajes, el mejor acero para las espadas... La "España a quien todos sirven y que no sirve a nadie", según la orgullosa pluma de Núñez de Castro. Ve como el pueblo "desdeña trabajar en talleres y destina a sus hijos, a otras carreras". La burguesía termina desapareciendo como clase, sustituida por los hidalgos,"sin oficio ni beneficio" como el escudo de Medina pregona. 

Con la indiscriminada caridad (la sopa boba) bajan los precios de los artículos de primera necesidad, haciendo menos rentable la agricultura y la ganadería. La expulsión de los moriscos (unos 15.000 salen del País Leonés) contribuye también, aunque menos que en otras regiones, a la despoblación y la ruina agraria. La aridez causada por las talas en campos para construir barcos, la impopularidad, la guerra con Portugal y otras causas determinan la ruina de la Mesta, que afectó menos a León que a Castilla, porque ya hemos dicho que no poseía el País Leonés los órganos de gobierno y exportación de tal sociedad, y además contaba con fibra alternativa (lino, y gusano de seda, que se probó con éxito al poco tiempo en los Morales y Moralejas). De todos modos, los talleres no eran ya más que obradores familiares. 

Del mismo modo, influyeron en la despoblación las pestes, que afectaron en todo o en parte al País Leonés en 1589, 1629, 1650 y 1694. Se achacan al proceso alimenticio, y por ello dependen de la desertización: atacaron más al este leonés, la zona deforestada, pero la más rica en aquel tiempo. Para ejemplificar algunos datos demográficos, diremos que según el censo de 1541, la provincia de Zamora (más pequeña que ahora) contaba con unos 350.000 hab., o sea, cerca del doble de densidad que hoy, y la de Toro (ahora suprimida) con unos 200.000 hab. Se estima la población leonesa de entonces en un millón de habitantes. En 1598 la población de las ciudades leonesas había descendido por hambres, emigración y epidemias, siendo la más perjudicada Zamora, que sólo contaba ya con 7.500 hab. y se vio obligada a pedir se le dispensara del voto en Cortes por Galicia, al no poder pagar los gastos que de ello se derivaban. En 1665, Zamora y León corren incluso peligro de desaparecer, con 2.500 hab. y 3.000 hab. respectivamente. La ciudad leonesa menos perjudicada, Salamanca, gracias a la Universidad, contaba en 1530 con 13.000 hab, en 1594 con 25.000 hab.; en 1646 con 14.000 hab.; y en 1694 con 12.000 hab. A fines del siglo XVII comienza en Castilla un relanzamiento económico y demográfico que no afecta al País Leonés, hundido como vemos cada vez más. De 1646 a 1694, Burgos, Valladolid, Palencia, Cuenca, etc., contemplan una recuperación de población que, como hemos visto, no se observa ni siquiera en Salamanca. 


SIGLO XVIII 

Hemos visto como desde Felipe II el País Leonés deja de ser un lugar donde ocurran acontecimientos históricos importantes. También el siglo XVIII contempla en este sentido un vacío notable y sintomático: solamente las escaramuzas en la frontera portuguesa y algún disturbio estudiantil en Salamanca. Pero esta quietud no trajo ningún progreso. La paz de 1714 fue anodina. unida a una bajísima actividad, debida a la caída económica v demográfica de un país que parecía condenado, borrado de la faz de la Tierra, ruralizado y empobrecido. Poco a poco comienza un tímido resurgir, se crean sociedades de amigos del país (Ciudad Rodrigo, 1781; Zamora, 1785, León... ) revitalizándose algunos gremios y artesanías (sederos, laneros, zapateros, joyeros, sastres) cuya vida sería corta. En general, todos los avances culturales y económicos preconizados por los ilustrados tuvieron en el País Leonés poco éxito. Prevalecieron desde entonces más las inquietudes "de letras" que "de ciencias" y podemos citar para ese momento la escuela poética de Salamanca y algunos escritores y pensadores,: el PADRE ISLA y TORRES VILLARROEL. 

Entre otras cosas, la economía leonesa no prosperó porque la división administrativa en provincias (la de los Austrias) era irracional, y la tradicional organización campesina no encontró métodos para salir de sus esquemas (concejos casi autárquicos y grandes fincas señoriales y eclesiásticas) además de sufrir plagas (langosta, 1755-1756) o catástrofes (terremoto de Lisboa, que afectó al País Leonés, 1775). Se intentó suprimir el sistema de los concejos, dando tierras a senareros sin capital ( 1770) que terminaron engrosando las fincas señoriales. En este intento, por cierto, triunfó el modelo medieval del reino leonés, pero se afianzaron las diferencias de tenencia territorial entre el norte y el sur regional. 

En lo industrial, las costas peninsulares y los lugares más próximos a Europa, donde comenzaba la revolución tecnológica e industrial, tenían mayores posibilidades de desarrollo. Desde entonces estamos a trasmano mal comunicados, con capital escaso y nula iniciativa. Este aislamiento se salvó en parte con la arriería: argollanos, maragatos, sanabreses, armuñeses, basan en esa actividad sus economías. Por otro lado, los precios agrarios aumentan en ese siglo un 100 %, extendiéndose el cultivo de cereales, pasando casi todo el país a depender del mercado de Valladolid y constituyendo este hecho otro de los factores de la confusión de la identidad leonesa. Las talas y roturaciones excesivas siguen estragando el verdadero ambiente natural leonés. Con motivo de la subida de precios, el sistema leonés del foro (arriendo de tierras) al no poder aumentar las cuotas, por denegárselo el Consejo de Castilla, al que pertenece el reino de León desde 1763, degeneró en subforos (subarriendos) que motivaron el empobrecimiento de los campesinos no propietarios, quedando muchos como criados. A fines de siglo se cultivan en el país maíz y patatas, introducidos desde América a través de Asturias y Galicia. También cobra vigor la plantación de moreras para gusanos de seda y se inicia en algunas zonas el cultivo masivo de frutales. Con los secanos, decae la Mesta, viendo abolidos sus derechos, lo cual beneficia en general al auge de la ganadería y particularmente del vacuno y mular. 

Los animales de trabajo son en el país los bovinos para arar y los mulos y asnos para el comercio ambulante. El lino leonés sufre entonces la competencia de Flandes, pero resiste hasta el siglo xx. Hubo proyectos de canales y mejoras agrícolas que no se llevaron a cabo. Galicia y Asturias nos llevan delantera en ganadería vacuna y cultivos de regadío, mientras Castilla nos adelanta en secanos e industrias. En este siglo comienzan también las explotaciones mineras, tímidamente, con grandes vacilaciones y escaso rendimiento. En industria se continúa la textil tradicional, sobresaliendo Béjar, que contaba en 1744 con 145 telares, Zamora, con las únicas manufacturas modernas del país en sombrerería destinada a la exportación y la fábrica de pólvora de La Lampreana. El comercio se desarrolla también poco a poco, perdiendo la mala prensa de siglos anteriores. En 1737 se crea también en Zamora la Capitanía General del Reino de León y en 1805 la Academia Militar Española, ambas de corta vida, siendo trasladada la Capitanía a Valladolid y la Academia a Zaragoza. 

El final de siglo alumbra nuevas ideas: los Estados Unidos se independizan, creando una Constitución inspirada en los reglamentos monacales de San Isidoro de León, alumbrados por Santo Martino. Con las mismas ideas burguesas de fraternidad estalla la Revolución Francesa. Muchos intelectuales leoneses recuperan estas ideas, latentes aquí desde 1188, adaptándolas a su época: en la redacción de la Constitución de Cádiz está el clérigo, poeta y representante en Cortes por Zamora, JUAN NICASIO GALLEGO. 


SIGLO XIX 

El ejército francés encuentra nutrida respuesta popular en nuestras tierras: León, cabeza ya solo nominal del Reino, les declara la guerra el 24 de abril de 1808, antes que ningún otro país peninsular, y los guerrilleros surgen por doquier. JULIÁN SÁNCHEZ, El Charro, por tierras de Ledesma, Sayago y Aliste; JOSÉ MARíA VÁZQUEZ, El Salamanquino, por Sanabria; RÍOS en Fuentesaúco, son los tres más conocidos. 

El 1 de junio de 1808 se crea la Junta Superior del Reino de León, dando orden el capitán General de Valladolid (general Cuesta) que se disuelva y se integre en la Junta Superior de Castilla la Vieja. La junta leonesa acordó, por unanimidad, rechazar la orden. Cuesta ordenó la detención de los diputados leoneses en Tordesillas cuando se trasladaban a Madrid, para incorporarse al nuevo órgano de gobierno español (Junta Central) siendo encarcelados en el alcázar de Segovia. La Junta Central ordenó liberar a los detenidos acogiendoles en su seno como representantes del Reino de León, rechazando las pretensiones de la Junta de Castilla la Vieja y del Capitán General de Valladolid. 

Se libran las batallas de Ciudad Rodrigo, Zamora, El Maderal, Astorga, Morales de Toro y Castrogonzalo, siendo la más famosa y crucial la de ARAPILES, junto a Salamanca, el 22 de julio de 1812. Napoleón atraviesa desde Villalpando hasta Villafranca del Bierzo y el inglés Wellington penetra por Ciudad Rodrigo hasta Morales de Toro, emulando ambos a Anibal y a Augusto. 

Pero, el País Leonés, como de costumbre, no sacó beneficio alguno. Tras las Cortes de Cádiz se establecerá gradualmente otro tipo de representatividad en los asuntos públicos y las elecciones se harán cada vez menos restrictivas, se iniciarán las facciones o partidos políticos, con la confusión e intensidad que en el resto de España: levantamiento de 1820, sociedades secretas, Motín de Toro de 1821, guerrilla de El Empecinado que llega a ser gobernador de Zamora, quema de los restos de los comuneros en esa misma ciudad en 1825, todos ellos de diverso o enfrentado signo. 

En 1836 se hace una nueva división de España en reinos y provincias a cargo de Javier de Burgos. Se establece así que EN El REINO DE LEÓN ESTÁN 

LAS PROVINCIAS DE LEON, SALAMANCA Y ZAMORA, casi con los límites actuales. Todas las facciones lo aceptan, pues en el país han de convivir necesariamente cada una de las tendencias. Desde esa ordenación provincial se afianza el provincianismo, ya con antecedentes en el ahora llamado Antiguo Régimen (el de los reyes sin parlamento) en torno a ciudades con voto en Cortes y que van centralizando el comercio, los servicios y la mayor parte de la escasa industria naciente, además de tender a ser nudo de comunicaciones. Las Diputaciones de las tres provincias leonesas carecieron casi siempre de voluntad política integradora, siendo dominadas por la economía cerealista de Valladolid y por su superior potencia en comunicaciones e industria. Esa ciudad, que nació leonesa, fue olvidándose de sus orígenes para llegar a arrogarse la esencia y la dirección de una cuenca del Duero convertida en falsa Castilla, sin tener en cuenta las diferencias de todo tipo que separaban y seguirán separando al País Leonés y a la auténtica Castilla. 

Pero lo cierto es que en esa época nace el diario "Norte de Castilla" en Valladolid, para defender los intereses cerealistas, y esta ciudad acoge con la línea férrea de Madrid a Francia lo más nuevo, las modas, la forma de ver de Europa, la élite política y, económica, de modo que parece indiscutible capital del Duero. Lo demás no le interesa, y los políticos y los burgueses recién ascendidos, lo ignoran, repitiendo: "Que llueva en Valladolid haya guerra en Sebastopol", para vender el cereal. 

El trazado de comunicaciones en el País Leonés es posterior al de Castilla y como en ésta, incompleto. La única mejora se produce con la creación del eje transversal norte-sur, de Astorga a Extremadura, que ha sido suprimido recientemente, o sea que en esto estamos como hace 100 años. La apertura de explotaciones mineras es deficiente y lenta, así como el establecimiento de industrias. La población de las capitales de provincia aumenta constante pero muy lentamente, aunque también aumentan los pueblos y villas, conforme reciben una mejora en la red de carreteras. A fin de siglo se crea la primera fábrica de luz en el "Porvenir de Zamora". 

Del romanticismo, movimiento liberal, brotan en Europa todos los nacionalismos. Algo tardíamente, en tierras leonesas, contamos con el principal novelista romántico español, que toca temas leoneses: GIL Y CARRASCO, autor de EL SEÑOR DE BEMBIBRE y MEN RODRíGUEZ DE SANABRIA. Al estilo de Walter Scott, pues no en vano ambos relatan hechos de países relacionados con el celtismo, Gil y Carrasco se interesa por la época final del Medievo, en concreto y precisamente, por el fracasado largo intento de separación leonesa de la corona castellana, sin hacer interpretaciones políticas y redactando sus obras en castellano. Tal vez por estas dos últimas características de su obra, los leoneses no se interesaron demasiado por estas obras ni por su identidad nacional. 

Sin embargo, comienza un renacimiento de la lengua leonesa, escribiendo en dialecto extremeño el autor mas conocido: GABRIEL Y GALÁN; paradójicamente, cuando se trata de temas de su Salvatierra originaria, usa el castellano: a tanto había llegado la desconcienciación del País Leonés. Otros escritores, a caballo entre el siglo XIX y, el XX, son Cayetano BARDÓN, en leonés de Cepeda, y Luis MALDONADO, en leonés charruno, tal vez el mejor entre una auténtica pléyade. El pueblo participa, sobre todo, organizando "funciones" de teatro con entremeses en leonés. Políticamente, sin embargo, la vinculación de las tierras leonesas a Castilla es poco discutida, admitida casi universalmente. 

Por otro lado, también del romanticismo surge un movimiento más extremo: el anarquismo. En tierras leonesas, donde el colectivismo y el personalismo son dos constantes históricas, las ideas anarquistas alcanzan gran difusión y relieve, que se prolonga durante todo el siglo XX. Salamanca intenta formar cantón autónomo en la primera república, no se siente por tanto nada castellana, y, en esta misma época algunos leoneses protestan sobre que la división regional que se propone y no llega a cuajar no contemplaba la existencia del País Leonés, uniéndonos con Asturias. 

Tras la restauración de la monarquía borbónica, con ALFONSO XII los nobles leoneses juegan un papel de favor en la corte (MARQUÉS DE ALCAÑICES), mientras los burgueses adinerados siguen moviendo desde Valladolid la trama político-económica del clientelismo y el caciquismo. 


¿QUÉ OCURRE AL LIQUIDARSE LOS RESTOS DEL IMPERIO ESPAÑOL? 

Muchos leoneses comienzan a ver con simpatía las inquietudes regionalistas y nacionalistas, e incluso se niegan a participar en la Guerra de Cuba. Tras la contienda, aumenta el interés por los temas leoneses. Investigadores extranjeros (chilenos, alemanes) y españoles realizan trabajos y publicaciones sobre la lengua leonesa, escribiéndose prensa en algunos dialectos (aparecida en diarios como El Adelanto de Salamanca o El Faro Astorgano), sin idea clara y estructurada del ser leonés, pero intentando recuperar usos y conocimientos regionales. Existe paralelo interés hacia la etnología, sobre todo trajes y folklore. Estos movimientos tienen su apogeo entre 1900 y 1916, y parece que fueron favorecidos por Sagasta y atacados por Gamazo, representantes de las dos tendencias políticas rivales, viéndose finalmente frustrados por la fuerza de la---Gran Castilla---, vinculada políticamente a la derecha conservadora y conformada en ciertos grupos socialistas y nacionalistas. 

La provincia de León y sobre todo su capital, han sido siempre los más nutridos opositores al movimiento absorcionista castellano. De esta época es el himno de la ciudad de León, que algunos dan como válido para todo el reino. Aunque la letra no nos parece acertada, sus primeros versos son, al menos, elocuente ejemplo de esa oposición:---Sin León no hubiera España / que, antes que Castilla, leyes / concilios, fueros y reyes / dieron prestigio a León.--- Ya en aquel momento se apuntaba la enorme aportación del ser leonés al ser de España, hasta tal punto que se afirmaba imprescindible, en segundo lugar se recalca nuestra diferenciación respecto a Castilla, posterior en el tiempo e inferior, a pesar de la propaganda dominante, en su rango. Políticamente, sin embargo, la vinculación de las tierras del reino de León al de Castilla es poco discutida. Los escritores de la Generación del 98 identifican falsamente a la Meseta con el territorio castellano, y sobre todo definen a Castilla por la frontera de Campos, como "la inmensa llanura". El portugués Oliveira Martins, oponiéndose a esto dice que "Campos es la esencia del reino de León". Unamuno, por ejemplo, usa multitud de palabras y toca muchos temas leoneses, pero confunde frecuentemente y dice que Salamanca y las encinas son castellanas, aunque Toro es leonés. Azorín llega más lejos, afirmando que "León es ciudad castellana". A pesar de su influencia literaria (crearon el mito de "Castilla") y política (le dieron la razón a los nacional-socialistas), estos escritores nunca conocieron en profundidad el ser castellano y menos el leonés. Ni siquiera Ortega y Gasset, que dice:---Caballero, en Castilla no hay curvas---, no sabemos si sarcásticamente, pues de no ser así, sería el más equivocado o mitificador. Todos ellos, ninguno castellano, crearon un enorme confusionismo que no se ha resuelto aún, además de causar un grave daño a las tierras leonesas. 

Con respecto a la Iglesia, actuó generalmente a favor de los intereses oligárquicos vallisoletanos. Aunque fue en tierras leonesas donde primero surgió, tal vez de toda Europa, la acción social católica, ésta se circunscribió a las viejas ciudades, mientras la iglesia castellana se dirigía más al campo, la industria y la banca. Tras el grave revés de la desamortización, que en el País Leonés sirvió para aumentar el número de las posesiones burguesas exteriores incluso a la región, siguió actuando como fuerza coactiva del leonesismo. 

La población del País Leonés llega en estos momentos al millón de habitantes y sigue siendo absolutamente rural. 


SIGLO XX 

Durante la Segunda República, se barajaron dos posibilidades principales para la regionalización. En una, las provincias de Oviedo, León, Zamora y Salamanca, formarían la región asturleonesa; éste planteamiento, muy acorde con la etnología del País Leonés, no pudo llevarse a cabo por diversas razones: el nacionalsocialismo cerealista de Valladolid, la brusca diferenciación asturiana que se concretó en su revolución... La segunda posibilidad consistía en una macrorregión formada por las provincias de Castilla la Vieja y León. No se contempló la posibilidad de que el País Leonés pudiera ir solo: parecía destinado a la desaparición. 

Pero lo que desapareció fue la República. Y la Guerra Civil supuso en el País Leonés una vuelta a la exclusiva organización provincial. A pesar de que los nacional -sindicalistas hicieron suya la "Castilla Imperial" o "Gran Castilla", eran opuestos a las autonomías, de modo que las tierras leonesas siguieron conservando precaria y nominalmente su identidad como reino de León, articulado en tres Diputaciones cada vez más provincialistas y desvinculadas. 

No existió unidad de criterio entre los leoneses que vivieron la Guerra Civil: la montaña minera del norte era mayoritariamente republicana de izquierdas, mientras en Salamanca organizaba Franco el gobierno de la zona nacionalista de derecha. Como contienda civil que fue, la represión y la barbarie se enseñorearon de pueblos y ciudades. Parece que fue el centro, Zamora, la que más padeció, contabilizándose algunas decenas de miles de muertos. 

En los primeros años de paz, el MAQUIS de los Montes de León, desde Asturias a las proximidades de Zamora, continuó una guerrilla sin esperanzas. 

Un nuevo y más tímido interés se desarrolló por los temas histórico y etnológico, realizándose investigaciones continuadoras de las del alemán KRUGER. En 1950, el País Leonés alcanza su máximo histórico de población, de todos modos muy bajo (1.200.000 hab., con una densidad de 30). Pero sigue por industrializar, fuerte y tradicionalmente ruralizado, lo que contribuirá a la rápida pérdida de habitantes al modernizarse las estructuras. No faltaron tampoco las catástrofes que sembraron, cuando menos, malestar en la población: explosión de Peñaranda, riadas de 1948 y 1962, rotura de la presa de Ribadelago, terremotos del comienzo de los 60, etc. Las décadas de los 60 y 70 contemplan la modernización del ambiente leonés, disminuyendo la población rápidamente y creciendo las capitales de provincia con un tremendo auge constructivo. La tímida oposición política al franquismo quiere sustituir la Gran Castilla por un universalismo con predominio de lo anglosajón o francés, pero pronto cae en la Imitación del movimiento catalán uniendo la protesta a la nueva canción de Madrid. Mientras tanto, Valladolid sigue afianzándose como centro económico e industrial del centro-norte peninsular, apoyado en su puesto de favor político, mientras se destruyen sistemáticamente las posibilidades de progreso industrial del País Leonés (supresión de feria del campo en Zamora sustituida por la de ---Castilla y León--- en Valladolid, supresión de talleres de RENFE, ubicación en Valladolid del centro de distribución eléctrica de las presas leonesas, y un largo etcétera), enmascarando tal situación con la presencia en nuestro territorio de esas grandes presas: se llegó a decir que Zamora en los 60 era la provincia con mayor crecimiento industrial gracias a ellas, cuando en realidad había perdido 50.000 hab, y era la menos industrializada (lo sigue siendo) de toda España. 


LA TRANSICIÓN 

Tras la muerte de Franco, en pleno proceso democrático, surgen CIUDADANOS ZAMORANOS y el GRUPO AUTONÓMICO LEONÉS, que se oponen al proyecto de una autonomía Castellano-Leonesa, pidiendo un referéndum público que no se realiza. En las dos formaciones leonesistas en principio más culturales que políticas, militan grupúsculos de izquierdas, junto con independientes. El año 1978 contempla muchas reuniones de estos grupos que no dan resultado alguno. La derecha de la provincia de León termina monopolizando la situación presentando con la ayuda de estas formaciones leonesistas un recurso para separar la provincia leonesa, lo que aumenta la confusión en el pueblo. Tanto el recurso que presentó Segovia como el de la provincia de León no prosperan, a pesar de que en ambos casos la mayoría municipal es hostil al Ente. Para ilustrar con bastante claridad y profusión el tema, aunque casi se circunscribe totalmente a la provincia de León, lo cual es bien inexacto, lean el libro de David Díez Llamas---Proceso Autonómico de León--- . 

En Zamora surge el Partido Regionalista del País Leonés (PREPAL) y en Castilla se crea Comunidad Castellana, con el fin de separar ambas regiones o nacionalidades. En las elecciones de 1982, el PREPAL se convierte en la tercera fuerza política del País Leonés, por delante de centristas, liberales y comunistas, consiguiendo el gobierno de media docena de ayuntamientos con mayoría absoluta y otros muchos concejales. El Partido del Bierzo, tendente a que se considere que El Bierzo es una región, bascula entre lo leonés y lo gallego. Corren ríos de tinta considerando el derecho del País Leonés a la autonomía y denunciando el etnocidio, pero se constituye pese a quien pese la Comunidad Autónoma de Castilla y León, ignorando la cultura leonesa y desmantelando su economía, o no haciendo nada por impedir ese desmantelamiento. En las fuerzas leonesistas surgen disidencias bien sembradas desde fuera, bien por ingenuas gestiones de políticos inmaduros. Se forma la Coordinadora leonesista otra vez con dirigentes de derecha, que intenta la separación de León provincia, como paso previo, se dice, para la separación de todo el país. Sin embargo, la derecha de Salamanca y de Zamora no se mueve. Con el masivo apoyo del leonesismo a la Coordinadora se realiza la mayor manifestación en la historia del País Leonés: 100.000 personas. La prensa ni siquiera se hace eco fuera de la provincia (mayo de 84). Poco después, consolidándose las disidencias nace el Partido Nacionalista Leonés, Las posturas se radicalizan y ya hay algunos que defienden la nacionalidad histórica leonesa e incluso la independencia del antiguo reino. Se unen al movimiento leonesista muchos ecologistas y celtistas, y hay brotes de terrorismo, afortunadamente sin graves consecuencias (Tierra Lleunesa). Se procede a la destrucción del pueblo de Riaño y varios más de su comarca, porque sus habitantes se niegan a abandonarlos: esto es para muchos leoneses y leonesistas el colmo del desánimo, pues supone que nadie levantará una mano por el país. Con motivo de problemas agrícolas y ecológicos hay disturbios graves en Zamora y Aldeadávila. Cuando la derecha ocupa el gobierno regional de Castilla y León, sustituyendo a los socialistas, deja esta derecha de apoyar cualquier movimiento leonesista.

Comentarios